Resumen
Durante los últimos 15 años, es cada vez más frecuente encontrar un paciente felino de edad avanzada en la clínica veterinaria. Esto se debe al aumento de la población de gatos esterilizados que se mantienen dentro de los hogares, ya que los propietarios de las mascotas han mejorado la calidad de los cuidados para sus felinos domésticos, ofreciendo una nutrición consciente y de mejor calidad. Por otra parte, los avances tecnológicos y conocimiento científico por parte de los médicos veterinarios con respecto a la medicina felina han evolucionado de una manera marcada, ofreciendo más y mejores servicios. Prolongando la vida de estos animales.
Abstract
Over the past 15 years, it has become increasingly common to encounter an elderly feline patient in the veterinary clinic. This is due to the increase in the population of sterilized cats kept inside homes, as pet owners have improved the quality of care for their domestic felines, offering conscious and better quality nutrition. On the other hand, technological advances and scientific knowledge on the part of veterinarians regarding feline medicine have evolved in a marked way, offering more and better services. Prolonging the life of these animals.
En la
actualidad, los felinos de compañía tienen una expectativa de vida promedio entre
14 y 15 años; los felinos senior (mayores a 9 años) representan aproximadamente
un tercio de la población de esta especie de animales de compañía (Churchill JA, 2001).
Dentro de los cuales, el 20% se ve representado por gatos de 10 años o mayores;
y el 13% de los gatos son clasificados como geriátricos, definidos por ser mayores
a los 12 años (Laflamme D, 2014). Las mejoras en la nutrición, la atención
sanitaria y el manejo han hecho que muchos gatos vivan a edades cada vez más longevas.
Si bien, el envejecimiento no es sinónimo de
enfermedad, comúnmente implica una variedad de enfermedades asociadas. Los
inevitables cambios fisiológicos relacionados a la senectud resultan en una
reducción progresiva en la habilidad para enfrentar el estrés fisiológico,
inmunológico y ambiental. Conllevando fragilidad como un síndrome, en el que el
paciente presenta una disminución del desempeño físico y cognitivo,
incrementando su vulnerabilidad ante la adversidad, incluso en gatos
aparentemente sanos.
La
senilidad afecta a las células y a los sistemas formados por ellas, así como a
los componentes tisulares como el colágeno y proteínas, donde las células
normales diferenciadas suspenden su división y mueren (Hoskins JD, 1997). El proceso biológico normal da como
resultado una progresiva disminución en la capacidad del individuo para
mantener la homeostasis bajo situaciones de estrés tanto fisiológicas internas,
como ambientales externas (Markham RW, 1989; Hoskins JD, 1997).
Una de
las teorías del envejecimiento sostiene que los tejidos envejecen como
resultado de mutaciones al azar del ADN de las células somáticas, con la
consecuente introducción de secuencias anormales acumulativas. Otros sostienen
que las anormalidades acumulativas se producen por aumento en los puentes
cruzados del colágeno y de otras proteínas, como resultado final de la
combinación no enzimática de la glucosa con los grupos aminos de dichas
moléculas. Una tercera teoría concibe el envejecimiento como el resultado
acumulativo de las lesiones a los tejidos por la acción de los radicales libres
formados en el organismo. Sobre este aspecto es importante mencionar que las
especies con duración de vida más larga producen más superóxido dismutasa,
enzima que inactiva los radicales libres oxigenados. Algunos investigadores han
especulado que en los mamíferos existe un reloj biológico, quizá localizado en
el hipotálamo y que se cree que es el causante del envejecimiento, por acción
de hormonas o por otras vías (CG., 1989; WF., 1998). Sin embargo, es
sensato decir que, en la actualidad, y a pesar de investigaciones intensas, el
mecanismo detallado del proceso de envejecimiento permanece desconocido.
Se sabe
que la tasa metabólica en el gato adulto de edad avanzada declina lentamente,
resultando en una disminución de su requerimiento energético en un 30 a 40%,
por lo tanto, presenta una tendencia a la obesidad. Pero, las necesidades
energéticas aumentan más allá de este punto, especialmente a partir de los 13
años aproximadamente (Dottie Laflamme, 2014). Su habilidad para regular
la temperatura corporal también disminuye, produciendo intolerancia al frío o
al calor. Esto es explicable fisiológicamente por la disminución en los
procesos de producción de calor y también porque las reacciones vasomotoras
periféricas son más lentas o menos pronunciadas.
Una
disminución del número de osmorreceptores en el hipotálamo lateral y superior,
y el desarrollo de fibrosis en los capilares arteriales contribuye a disminuir
la sensibilidad a la sed. El sueño se hace más intermitente, aumentando el
desasosiego. La proporción de grasa corporal con respecto a la masa muscular se
incrementa. La piel pierde elasticidad y el pelo se vuelve más seco y mate. Los
hábitos de acicalamiento y de excreción son menos exigentes y hay una disminución
de la actividad mental.
También
disminuye la competencia inmunológica a la vez que la fagocitosis y la
quimiotaxis son menos eficaces. Hay mayor sensibilidad a las enfermedades
infecciosas y a las neoplasias; y aumenta la incidencia de enfermedades debidas
a respuestas inmunes (C., 1993).
Debido a
lo previamente mencionado, es imperativo hacer ajustes en el ambiente del
felino, como facilitarle el acceso a sus recursos físicos y ambientales
modificando las instalaciones del hogar, incluyendo el acceso a su comida,
manteniendo el alimento y el agua sobre el suelo, evitando colocarlo en lugares
altos o lejos de los lugares preferidos de la mascota. Así mismo, colocar al alcance
una cama cómoda y tibia donde pueda descansar sin ser molestado y proveer un
arenero más 1, es decir; si en casa hay 1 gato, se deberán disponer de 2
areneros. Donde pueda acceder sin arriesgarse a sufrir alguna caída o
accidente. De igual forma, es importante ofrecer un lugar donde puedan
refugiarse o esconderse para sentirse seguros (Laflamme D, 2014).
Otra de
las consideraciones importantes que se deben tener en cuenta, es la
alimentación. Un alto porcentaje de felinos seniles tienen una disminución en
la capacidad para digerir la grasa: aproximadamente 10 a 15% de gatos maduros y
33% de gatos geriátricos (Jeanne Pittari, 2009). Aunque el inicio de la reducción de la función
digestiva puede ser puede ser gradual, a largo plazo contribuye negativamente
al balance energético de una gran cantidad de gatos geriátricos; sucediendo lo
mismo con la digestión proteica; 1 de cada 5 gatos viejos (alrededor de 14
años), mostró deficiencia en la capacidad digestiva de la proteína (Jeanne Pittari, 2009; Laflamme D, 2014). Se cree que la reducción de la
digestibilidad de las proteínas con la edad podría contribuir a un balance
negativo de nitrógeno y a la pérdida de masa corporal magra.
Los
gatos viejos deben alimentarse para mantener su peso corporal óptimo. Estudios
a largo plazo demuestran que tanto la obesidad como la delgadez excesiva
aumentan su mortalidad (Scarlett JM). Una dieta
balanceada y de alta calidad, formulada específicamente para este grupo de
animales, incrementará su longevidad y su calidad de vida.
El equilibrio ideal entre proteínas, grasas e hidratos
de carbono en la dieta es controvertido y depende en gran medida de las
necesidades de cada gato. Los gatos
tienen una necesidad excepcionalmente alta de proteínas, que favorecen tanto el
anabolismo proteico como la gluconeogénesis continua. Cuando el consumo de
proteína es inadecuado, los gatos (como otras especies) gradualmente agotan sus
reservas de proteína y comienzan a utilizar su masa magra para sobrellevar la
síntesis proteica (Laflamme DP, 2013).
Los
estudios tradicionales de balance de nitrógeno indican que los gatos necesitan
menos del 20% de sus calorías procedentes de las proteínas. Sin embargo, cuando
el criterio determinante es el mantenimiento de la masa corporal, los gatos
adultos necesitan algo más de 5 g de proteínas/kg de peso corporal, es decir,
aproximadamente el 34% de las calorías proceden de las proteínas (Laflamme DP, 2013).
Para los gatos con una ingesta energética baja, puede ser necesario un mayor
porcentaje de proteínas y para los gatos geriátricos, esta cantidad puede
aumentar debido a la alteración de la digestión y el metabolismo; y a la
pérdida de masa corporal magra relacionada con la edad (Baldwin K, 2010; G, 2004).
Los
gatos, al igual que los perros, no necesitan una fuente dietética de
carbohidratos. Sin embargo, tienen una necesidad fisiológica de hidratos de
carbono (glucosa) a nivel celular, y son capaces de digerir y utilizar
fácilmente los hidratos de carbono de la dieta. Cuando los carbohidratos están
presentes, pueden proporcionar algunas o todas las necesidades celulares de
glucosa: cuando los carbohidratos dietéticos son limitados, el cuerpo produce
glucosa predominantemente de las proteínas.
Aunque
algunos estudios han mostrado una mayor concentración de glucosa en sangre
postprandial o alteraciones en la tolerancia de la glucosa en gatos después de
ingerir una dieta alta en carbohidratos y baja en proteínas, en otros estudios
no han encontrado esos efectos (Hewson-Hughes, 2011), lo que indica que otros
componentes distintos de la cantidad de carbohidratos en la dieta influyen en
este resultado.
El
método de alimentación (p. ej., una sola comida diaria frente a varias comidas
o acceso continuo a los alimentos) también altera la respuesta de la glucosa,
con picos de glucosa mayores después de una sola comida de gran volumen (Farrow HA, 2013; Hoening M, 2012). Para ayudar a
compensar la pérdida de peso o condición física no deseada, muchos gatos de
edad avanzada se ven beneficiados por una dieta altamente palatable, muy
digestible con densidad calórica elevada, que es ingerida en porciones
pequeñas, realizando múltiples comidas durante el día.
Los
minerales y las vitaminas también deben estar presentes en dietas completas y balanceadas,
en cantidades adecuadas. Los pacientes con enfermedad subclínica asociada a un
síndrome de malabsorción leve o poliuria pueden presentar un aumento de las
pérdidas de nutrientes hidrosolubles o poliuria pueden tener mayores pérdidas
de nutrientes hidrosolubles, como las vitaminas del grupo B, o los nutrientes
liposolubles como las vitaminas A y E. Además de que muchos gatos geriatras
tienen una capacidad comprometida de absorber algunos minerales, como el
potasio (G, 2004).
Por otro
lado, un incremento en el consumo de antioxidantes dietarios también puede ser
de gran beneficio también para estas mascotas, ya que el estrés oxidativo
cumple un papel importante en el desarrollo de las enfermedades (Cupp CJ, 2008).
Gran
parte de la importancia de la nutrición en estas mascotas reside en el efecto
que tiene sobre diversos padecimientos comunes, como lo es el Síndrome de
Deficiencia Cognitiva en gatos, que afecta entre un 28 y un 50% de los gatos
geriátricos; por ejemplo, en un estudio reciente se observó que una dieta con
una combinación de aceite de pescado, antioxidantes, arginina y vitaminas del
grupo B mejoraba con éxito las funciones cerebrales (Pan Y, 2013).
Análogamente,
la intervención nutricional de igual manera puede ser muy beneficiosa para los
gatos con osteoartritis (siendo otro de los padecimientos más comunes en la
edad avanzada). En un estudio donde se administraron ácidos grasos omega 3 de
cadena larga, glucosamina y condroitin sulfato, se observó que hubo un incremento
significativo de la actividad física y movilidad en gatos con osteoartritis
moderada a severa (Lascelles BDX, 2010). En otro estudio, se
demostró que una dieta adicionada con antioxidantes (vitamina E y b-caroteno,
ácidos grasos omega 3 y condroprotectores, l-carnitina y lisina también fue
beneficiosa (Fritsch D, 2008.).
Las
dietas expresamente diseñadas para estos pacientes, como NUPEC Felino Senior
Long Life ProgramMR, ideada pensando en el paciente geriátrico,
puede aumentar su bienestar y su longevidad significativamente.
La
percepción disminuida de los olores y de los sabores de estos felinos puede
reducir de modo importante su apetito. Por lo tanto, la solución es una dieta senior
de alta calidad que satisfaga todas las necesidades del felino y que sea
altamente palatable para favorecer su ingesta.
NUPEC
Felino Senior Long Life ProgramMR, contiene en su fórmula proteína
de alto aprovechamiento para mantener la masa muscular, con antioxidantes y DHA
que retrasan el envejecimiento celular, hexametafosfato de sodio que reduce la
formación de placa dental, ácidos grasos omega 3 y 6, glucosamina y condroitina
que promueven la salud articular; adicionado con vitaminas y minerales
esenciales para la salud del gato mayor a 9 años de edad. Incluyendo la
innovadora fórmula INMUNITY PLUSMR la cual contiene anticuerpos
naturales que previenen enfermedades en la edad avanzada, todo esto para
retrasar el deterioro del organismo,
fortaleciendo el sistema inmune y manteniéndolo activo y sano por más tiempo.
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