Actividad física: Los perros generalmente requieren más ejercicio que los gatos. Si eres una persona activa que disfruta de caminatas, carreras o juegos al aire libre, un perro puede ser tu compañero ideal. Los gatos, por otro lado, son más independientes y pueden entretenerse solos durante largos períodos.
Tiempo disponible: Los perros demandan más atención y cuidado que los gatos. Si tienes un horario ocupado o viajas con frecuencia, un gato puede ser una mejor opción ya que son más autosuficientes.
Espacio: Si vives en un espacio pequeño, un gato o un perro de raza pequeña puede ser más adecuado. Las razas grandes de perros necesitan más espacio para moverse y jugar.